
Cuando se inauguró la base Concordia en 2005, se avanzó mucho en la investigación (casi) extraplanetaria, dadas las condiciones de vida en una instalación situada a 3200 metros sobre el mar, donde la temperatura puede llegar a los -80ºC.
En la base Concordia permanece un equipo francés e italiano de manera aislada durante el invierno antártico. Durante esta época nadie puede abandonar la instalación, no importa si se trata de una emergencia o de cualquier otro asunto (hay un profesional médico en la propia base).
Este atardecer es el último que verán los investigadores de la base Concordia hasta dentro de casi cuatro meses, tiempo en el que se explorará su comportamiento en esta localización aislada del resto del mundo. En cierto modo, la base Concordia es una prueba de fuego para la futura exploración en Marte.
El "reino de la luz", como lo llama Antonio Litterio en el blog de la base Concordia, está a punto de desaparecer, dando paso a cuatro meses de completa oscuridad, donde los científicos podrán asistir a un espectáculo astronómico en esta noche eterna. Sin duda, una imagen llena de color y de luz la que pudieron captar los investigadores de la base Concordia, en un hábitat sin duda inhóspito y aislado del mundo.